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Facult. de Turismo y Urbanismo
cuando la ignorancia se transforma en amenaza
ESPECIES INVASORAS

Las invasiones biológicas están consideradas como la segunda causa de la pérdida de biodiversidad, después de la destrucción de hábitats, sin embargo la mayor parte de la población desconoce este problema.Gracias al hombre, el movimiento de especies alrededor del mundo en los últimos siglos, ha cambiado drásticamente la dinámica biogeográfica. Los océanos y cadenas montañosas fueron durante mucho tiempo barreras infranqueables para muchas especies. Los ecosistemas se desarrollaban relativamente aislados permitiendo adaptaciones progresivas de sus comunidades biológicas. Las migraciones humanas fueron desde el comienzo, las primeras en movilizar especies que no podrían haber superado estas barreras ecológicas. Durante los últimos 150 años este proceso de introducción de especies se ha acelerado en forma significativa motivado por la colonización de nuevas tierras.
Se consideran especies nativas o autóctonas, aquellas que se encuentran dentro de su área de distribución natural sin intervención humana. Un ejemplo concreto en nuestra zona son los Molles de Beber o la Peperina característicos del faldeo serrano. Por otro lado están las especies exóticas o alóctonas, las cuales pueden dividirse entre cultivadas y asilvestradas. Las cultivadas son aquellas que su desarrollo depende exclusivamente del hombre, es decir que sin su intervención no pueden reproducirse ni propagarse. En este grupo encontramos a Lavandas, Romeros, Hortensias, entre otras. Las especies asilvestradas son aquellas que no siendo naturales de la región tienen la capacidad de propagarse y reproducirse sexual y/o asexualmente y pueden generalmente completar su ciclo de vida fuera de su ecosistema original, podríamos mencionar en este grupo al Diente de León, la Pulmonaria o la Ruda. Cabe destacar que, dentro de este grupo están aquellas especies (como las mencionadas) que de algún modo se “amoldan” al ecosistema local sin alterar en mayor medida las dinámicas internas y aquellas que por presentar alguna “ventaja” adaptativa modifican el ambiente en el que se han insertado, desplazando a las especies nativas y alterando en forma significativa su funcionamiento. A estas especies se las conoce como Especies Exóticas Invasoras (EEI). Estás especie representan un muy bajo porcentaje de las especies asilvestradas pero no por ello dejan de ser altamente peligrosas para los ambientes naturales. Para nuestra región reconocemos como las de mayor impacto: Ligustro o Siempreverde, Crategus, Cotoneaster, Acacia negra, Pino (varias especies), Zarzamora, Retama, Olmo, Acacia blanca, Mora, Tamarisco, Madreselva, entre otras. En un trabajo reciente, elaborado por un grupo de investigación de la FTU, se relevaron espacios verdes de nuestra localidad, detectándose que cerca del 70% de los árboles, arbustos y cercos utilizados en plazas, veredas y jardines particulares responden a la categoría de EEI. Este mismo estudio menciona que las principales EEI presentes en las áreas naturales, periféricas a la zona urbanizada son aquellas utilizadas mayormente para cercos. Es importante aclarar que muchas veces en el ámbito de nuestros jardines podemos controlar la propagación de estas especies, con el ingenuo convencimiento de que no generamos daño al ambiente. Sin embargo lo que no podemos controlar es la dispersión de las semillas por agentes biológicos (aves por ejemplo) o no biológicos (viento o agua). En casos de invasiones muy importantes, como es el caso del Arroyo Juan Pérez, podemos observar que la vegetación se reduce a no más de 15 especies en un ambiente que naturalmente podría superar las 50 ó 60 sino más. La reducción del número de especies vegetales implica la disminución de especies de animales incluyendo insectos, aves, pequeños mamíferos que ya no encuentran recursos necesarios para su supervivencia. La utilización de especies declaradas como EEI en el comercio de plantas ornamentales es un problema ambiental, pero fundamentalmente cultural. El correcto asesoramiento en cuanto al uso de plantas debería ser prioritario en zonas como la nuestra donde el paisaje es nuestro recurso económico fundamental, más allá del valor intrínseco que representa la conservación de la biodiversidad per se.
Lic. Alejandro Suyama
Docente-Investigador FTU-UNSL

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