Son muchas las disciplinas que estudian las características propias de un concepto tan amplio y multidisciplinario como es el término ¨espacio¨. Dentro del campo de análisis del diseño de interiores nos invitan a focalizarnos en el espacio vivencial del hombre. Es interesante tomar conciencia de la influencia que ejerce el espacio sobre nosotros, y la relación necesaria, inevitable que vincula a lo largo de la historia al hombre con un lugar determinado.
Consideremos la escala del espacio, en este caso la escala humana. Nos dicen que la relación del espacio tendría que ver con las personas que estarán en él. Podemos así hablar de escalas individuales o grupales, grandes o pequeñas. Manejar ésta escala sería uno de los puntos clave para conseguir que ¨las sensaciones sean las adecuadas y que las personas que estén allí se sientan cómodas¨. Me pregunto mientras escribo esta editorial… Será así todo esto?
Por otro lado, los usos de los espacios definen la jerarquía de los mismos. No son sus dimensiones las que determinan si un espacio es principal o secundario. Nos enseñan que es interesante comprender esta clasificación ya que los espacios principales, también conocidos como espacios ¨servidos¨, son los que cumplen con funciones de índole necesaria para que la arquitectura cumpla la función para la que fue proyectada. Los secundarios o también llamados ¨sirvientes¨, son los espacios de apoyo, los que sirven a los principales. No podemos dejar de lado a los espacios ¨conectores¨ que son justamente los que sirven como relación entre ambos y conectan distintas situaciones funcionales. Es interesante ordenar los espacios según su uso para luego proyectarlos con las dimensiones adecuadas para cada función determinada. Esto ayudará a ordenar los proyectos y construir espacios pensados y diseñados ¨a la medida de las personas que los habitarán¨. Mirá vos…
SI consideramos las características morfológicas de los espacios debemos tener en cuenta la configuración de sus límites, sus formas, sus dimensiones y la percepción de los usuarios. Mediante recursos de diseño se puede trabajar sobre éstas características para enfatizar o neutralizarlas. Por ejemplo, existen espacios que tienen una tensión muy marcada, es decir, una de sus dimensiones predomina sobre las demás otorgándole una orientación particular. De acuerdo a la intención del diseño podremos resaltar esa caracteriza por ejemplo ubicando al mobiliario en la misma dirección lo que producirá un efecto de direccionalidad. Por contraposición a los direccionales, existen espacios estáticos, armoniosos y equilibrados dónde se percibe una proporción compensada. No hay tensión dominante. Para generar espacios de éste tipo hay que utilizar recursos que construyan la armonía buscada. Si buscamos efectos de tensión hacia el centro del espacio, podemos utilizar recursos como la iluminación, la ubicación de los elementos que lo equipan y crear un efecto centrípeto, que se mueve hacia adentro. Por lo contrario, si la tensión la quisiésemos generar en las paredes. nos alejaremos del centro del espacio para generar la tensión en los límites y descentralizar.
Ahora bien. Entre espacios ¨servidos, sirvientes, conectores, direccionales, limitantes y centralizados, pregunto: ¿ no serán hoy en día meros conceptos estructurales que nos llevan a pensar ingenuamente que teniéndolos en cuenta el ser humano que va a vivir, habitar, disfrutar de esos espacios, logrará sentirse armonizado, compensado, menos tensionado, cómodo y tantos otros adjetivos interminables de enumerar?.
Analizando un poco más profundamente la realidad, se siente que estos conceptos no alcanzan y seguramente no alcanzaron nunca. Muchas veces podemos plantearnos el interrogante de si el espacio vivencial del hombre sigue siendo un espacio de protección frente a la angustia generada por la desprotección ante el mundo externo. Tal vez esta inquietud nos lleve a reflexionar sobre la necesidad de que la práctica espacial se distancie del espacio abstracto para dedicarse a la construcción de un espacio diferente, cuestionador del orden establecido que tantas veces se olvida del ser humano y pensar en nuevas propuestas que nos ayuden a profundizar en nosotros mismos para luego retomar, recomponer o volver a construir esos lugares tan necesarios, donde las relaciones sociales vuelvan a ser protagonistas.